Exulten los coros de los ángeles,
exulte la asamblea celeste,
y un himno de gloria,
aclame el triunfo
del Señor resucitado.
¡Alégrese la Tierra,
inundada por la nueva Luz!
¡El esplendor del Rey,
destruyó las tinieblas,
destruyó las tinieblas,
las tinieblas del mundo!
¡El esplendor del Rey,
destruyó las tinieblas,
destruyó las tinieblas,
las tinieblas del mundo!
Que se alegre
nuestra Madre la Iglesia,
resplandeciente
de la Gloria de su Señor,
y que en este lugar resuene unánime
la aclamación de un pueblo en fiesta.
V/: ¡El Señor esté con vosotros!
R/: ¡Y con tu espíritu!
V/: ¡Levantemos el corazón!
R/: ¡Lo tenemos levantado
hacia el Señor!
V/: ¡Demos gracias al Señor,
nuestro Dios!
R/: ¡Es justo y necesario!
R/: ¡Es justo y necesario!
Realmente es justo y necesario,
exaltar con el canto
la alegría del espíritu,
y elevar un himno
al Padre Todopoderoso,
y a su único Hijo, Jesucristo.
Él ha pagado por todos,
al eterno Padre,
la deuda de Adán, y con Su sangre,
derramada por amor, ha cancelado
la condena antigua del pecado.
¡Ésta es la Pascua,
en que se inmola el Cordero!
¡Ésta es la noche,
en que fueron liberados
nuestros padres de Egipto!
¡Ésta es la noche,
que nos salva de la oscuridad del mal!
¡Ésta es la noche,
en que Cristo ha vencido a la muerte,
y del infierno retorna victorioso!
¡Ésta es la noche,
en que Cristo ha vencido a la muerte,
y del infierno retorna victorioso!
exulte la asamblea celeste,
y un himno de gloria,
aclame el triunfo
del Señor resucitado.
¡Alégrese la Tierra,
inundada por la nueva Luz!
¡El esplendor del Rey,
destruyó las tinieblas,
destruyó las tinieblas,
las tinieblas del mundo!
¡El esplendor del Rey,
destruyó las tinieblas,
destruyó las tinieblas,
las tinieblas del mundo!
Que se alegre
nuestra Madre la Iglesia,
resplandeciente
de la Gloria de su Señor,
y que en este lugar resuene unánime
la aclamación de un pueblo en fiesta.
V/: ¡El Señor esté con vosotros!
R/: ¡Y con tu espíritu!
V/: ¡Levantemos el corazón!
R/: ¡Lo tenemos levantado
hacia el Señor!
V/: ¡Demos gracias al Señor,
nuestro Dios!
R/: ¡Es justo y necesario!
R/: ¡Es justo y necesario!
Realmente es justo y necesario,
exaltar con el canto
la alegría del espíritu,
y elevar un himno
al Padre Todopoderoso,
y a su único Hijo, Jesucristo.
Él ha pagado por todos,
al eterno Padre,
la deuda de Adán, y con Su sangre,
derramada por amor, ha cancelado
la condena antigua del pecado.
¡Ésta es la Pascua,
en que se inmola el Cordero!
¡Ésta es la noche,
en que fueron liberados
nuestros padres de Egipto!
¡Ésta es la noche,
que nos salva de la oscuridad del mal!
¡Ésta es la noche,
en que Cristo ha vencido a la muerte,
y del infierno retorna victorioso!
¡Ésta es la noche,
en que Cristo ha vencido a la muerte,
y del infierno retorna victorioso!
¡Oh admirable
condescendencia de Tu amor!
¡Oh incomparable ternura y caridad!
¡Por rescatar al esclavo
has sacrificado al Hijo!
Sin el pecado de Adán,
Cristo no nos habría rescatado.
¡Oh feliz culpa que mereció
tan grande Redentor!
¡Oh feliz culpa!
¡Oh feliz culpa que mereció
tan grande Redentor!
¡Oh feliz culpa!
¡Oh noche maravillosa,
en que despojaste al faraón
y enriqueciste a Israel!
¡Oh noche maravillosa!
Tú sola conociste la hora
en que Cristo resucitó.
¡Oh noche que destruyes el pecado
y lavas todas nuestras culpas!
¡Oh noche realmente gloriosa,
que reconcilias al hombre
con su Dios!
¡Ésta es la noche,
en que Cristo ha vencido a la muerte,
y del infierno retorna victorioso!
¡Ésta es la noche,
en que Cristo ha vencido a la muerte,
y del infierno retorna victorioso!
En esta noche acepta, Padre Santo,
este sacrificio de alabanza,
que la Iglesia te ofrece,
por medio de sus ministros,
en la liturgia solemne de este Cirio,
que es signo de la nueva Luz.
Te rogamos, Señor, que este Cirio,
ofrecido en honor de tu Nombre,
brille radiante, llegue hasta Ti,
como perfume suave,
se confunda con las estrellas del cielo,
lo encuentre encendido
el lucero de la mañana,
esa estrella que no conoce el ocaso.
Que es Cristo, tu Hijo resucitado,
resucitado de la muerte.
Que es Cristo, tu Hijo resucitado,
resucitado de la muerte.
Amén, amén, amén.
condescendencia de Tu amor!
¡Oh incomparable ternura y caridad!
¡Por rescatar al esclavo
has sacrificado al Hijo!
Sin el pecado de Adán,
Cristo no nos habría rescatado.
¡Oh feliz culpa que mereció
tan grande Redentor!
¡Oh feliz culpa!
¡Oh feliz culpa que mereció
tan grande Redentor!
¡Oh feliz culpa!
¡Oh noche maravillosa,
en que despojaste al faraón
y enriqueciste a Israel!
¡Oh noche maravillosa!
Tú sola conociste la hora
en que Cristo resucitó.
¡Oh noche que destruyes el pecado
y lavas todas nuestras culpas!
¡Oh noche realmente gloriosa,
que reconcilias al hombre
con su Dios!
¡Ésta es la noche,
en que Cristo ha vencido a la muerte,
y del infierno retorna victorioso!
¡Ésta es la noche,
en que Cristo ha vencido a la muerte,
y del infierno retorna victorioso!
En esta noche acepta, Padre Santo,
este sacrificio de alabanza,
que la Iglesia te ofrece,
por medio de sus ministros,
en la liturgia solemne de este Cirio,
que es signo de la nueva Luz.
Te rogamos, Señor, que este Cirio,
ofrecido en honor de tu Nombre,
brille radiante, llegue hasta Ti,
como perfume suave,
se confunda con las estrellas del cielo,
lo encuentre encendido
el lucero de la mañana,
esa estrella que no conoce el ocaso.
Que es Cristo, tu Hijo resucitado,
resucitado de la muerte.
Que es Cristo, tu Hijo resucitado,
resucitado de la muerte.
Amén, amén, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario