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El Cristo de Palacagüina



Por el cerro de la Iguana,
montaña adentro
de las Segovias,
se vio un resplandor extraño,
como una aurora
de medianoche.

Los maizales se prendieron,
los quiebraplatas
se estremecieron.
Llovió luz por Mollogalpa,
por Telpaneque, por Chichigalpa.

ESTRIBILLO:
Cristo ya nació,
en Palacagüina,
de Chepe Pavón,
y una tal María.
Ella va a planchar,
muy humildemente,
la ropa que goza
la mujer hermosa
del terrateniente.
La gente para mirarlo,
se rejuntaron en un molote.
El indio Joaquín le trajo
quesillo en trenza de Nagarote.

En vez de oro, incienso y mirra,
le regalaron, según yo supe,
cajetita de Diriomo
y hasta buñuelos de Guadalupe.

ESTRIBILLO.

José, pobre jornalero,
se mecatella todito el día;
lo tiene con reumatismo
el tedio de la carpintería.

María sueña que el hijo,
igual que el tata,
sea carpintero;
pero el chavalillo piensa:
"¡Mañana quiero ser guerrillero!"

ESTRIBILLO.

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