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Queremos construir una ciudad



Queremos construir una ciudad,
una ciudad en paz.


Queremos confirmar en el altar
nuestra fraternidad.
Sin que haya esclavos,
ni haya señores, que no puedan
cantar nuestra canción.
Sin que haya clases, ni diferencias,
que impidan compartir un mismo pan.

Todos tenemos los mismos derechos,
todos tenemos los mismos deberes,
todos tenemos un mismo Padre,
un mismo cielo.
Todos tenemos un mismo Padre,
un mismo cielo.


Queremos construir una ciudad,
una ciudad en paz.

Queremos alcanzar la libertad,
fruto de la verdad.
Allá, entre todos, compartiremos
las penas, el esfuerzo y el amor.
Allá, entre todos, descubriremos
que el grano de semilla floreció.

Todos tenemos un mismo maestro,
todos tenemos un mismo evangelio,
todos tenemos un mismo Padre,
un mismo cielo.
Todos tenemos un mismo Padre,
un mismo cielo.


Queremos construir una ciudad,
una ciudad en paz.

Queremos confirmar en el altar
nuestra fraternidad.


Yo soy el Pan Vivo



ESTRIBILLO:
En verdad, en verdad os digo:
“Yo soy el Pan vivo, del cielo bajé”.


Conocimos tu rostro divino,
al fin del camino, allá en Emaús.
Descubrimos en Ti al Mesías,
cuando Tú partías el pan del Amor.

ESTRIBILLO.

Tú estás a la puerta y llamas,
yo sé que me amas y quieres entrar.
Ya está puesta la cena en la mesa,
según tu promesa, podemos cenar.

ESTRIBILLO.

El que come mi carne divina,
tendrá eterna vida,
en mí mora y yo en él.
Y mi carne en verdad es comida,
mi sangre bebida, nos dice el Señor.

ESTRIBILLO.

Vuestros padres allá en el desierto,
comieron y han muerto,
comieron maná.
Y el pan del Señor verdadero,
desciende del cielo y la vida nos da.
ESTRIBILLO.

Y los hombres aquellos dijeron:
“Señor danos siempre
a comer de este pan”.
Y al mundo mostrar que he venido,
viviendo unidos en gracia y en paz.

ESTRIBILLO.

No te vayas Jesús que anochece
y el peligro crece si te vas Señor.
Es mi Padre que os da el verdadero,
en verdad, pan del cielo y la resurrección.

ESTRIBILLO.

Junto a Ti soy feliz, nada anhelo,
mi pecho es un cielo, aquí mora Dios.
Qué dulzura Jesús si un abrazo,
como dulce lazo nos une a los dos.

ESTRIBILLO.

Si me aparto Jesús de tu lado,
gimiendo y turbado camino al azar,
y no es mucho que gima, Dios mío,
también gime el río buscando la mar.

ESTRIBILLO.

Dichosos para siempre



Dichosos son los pobres
que libres se mantienen,
del peso y las cadenas
con que el dinero oprime.
El Reino de los cielos
es suyo de verdad.
Dichosos para siempre,
con Dios ellos serán.


Dichosos los que lloran
y beben amargura,
de lágrimas y penas,
un día y otro día.
De gozo y bienandanza
colmados se verán.
Dichosos para siempre,
con Dios ellos serán.


Dichosos los que viven
en clima de humildad,
vertiendo por doquiera
raudales de bondad.
Gran premio les espera:
la tierra heredarán.
Dichosos para siempre,
con Dios ellos serán.


Dichosos los hambrientos
de paz y de justicia;
dichosos los sedientos
de amor y de equidad.
Un día serán hartos
de gozo celestial.
Dichosos para siempre,
con Dios ellos serán.

Dichosos los que muestran
entrañas de bondad,
y de misericordia,
con todo ser mortal.
Perdón en abundancia
de Dios alcanzarán.
Dichosos para siempre,
con Dios ellos serán.


Dichosos son los limpios
como agua manantial,
que corre inmaculada,
camino de la mar.
Podrán, de Dios, el rostro
sin velos contemplar.
Dichosos para siempre,
con Dios ellos serán.


Dichosos los que truecan
el odio por la paz,
y a uno y otro ofrecen
el beso de amistad.
El corazón de todos,
ellos poseerán.
Dichosos para siempre,
con Dios ellos serán.


Dichosos los que sufren,
por causa de mi nombre,
torturas y martirio
sin dar un paso atrás.
Serán merecedores
del reino de los cielos.
Dichosos para siempre,
con Dios ellos serán.